Cómo Michael Jackson y Paul McCartney pasaron de la amistad a la traición
- Álvar Gutiérrez
- 8 ene 2019
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A mediados de los años 70 Michael Jackson ya era una figura contrastada. Desde que formaba parte de los Jackson Five junto a sus hermanos, el carismático cantante había sorprendido a todos por su estilo único e irrepetible. A finales de los 60, Los Beatles estaban pasando por su peor etapa y al final el grupo legendario que cambió la música se disolvió.

Ante estas circunstancias, cada miembro fue por su camino, y en el caso de Paul McCartney, su futuro le depararía una relación de amistad con la estrella del momento y de los años venideros, el Rey del Pop, Michael Jackson. Una vez se estableció esa buena relación, comenzaron las conversaciones de negocios. El inglés trató de convencer a Jackson de que le comprara su nueva canción “Girlfriend” para su nuevo álbum. Sin embargo, no se llegó a un acuerdo y hubo que esperar hasta 1982 para escuchar duetos de ambas superestrellas de la música.
Thriller es uno de los álbumes más relevantes de la historia de la múscia por razones como esta. En el disco se podía escuchar “The girl is mine”, uno de sus primeros duetos. Pipes of Peace (1983), de McCartney también contó con dos colaboraciones entre ambos con “The Man” y “Say Say Say”.
Paul McCartney al principio de los 80 fue más que un amigo para Jackson. También era un “mentor musical”. Le enseñó la cara de la música más ligada a los negocios, y lo importante y lucrativos que eran las publicaciones. Una de esas lecciones consistía en que, si sus propias publicaciones no generaban ingresos, Jackson podía comprar los derechos de los álbumes de otros grupos y artistas. Este consejo fue fatal para McCartney, que oyó como el natural de Michigan le dijo de broma: “Un día me pertenecerán los derechos de tus canciones”.
Junto a John Branca, su abogado, Michael Jackson empezó a comprar canciones de los años 60. En aquella época la empresa ATV- que tenía los derechos de más de 200 canciones de Los Beatles- estaba a la venta. Tras unas maniobras legales y negociaciones, ATV le perteneció al cantante americano. Pagó 43 millones de euros y acordó un concierto en Perth, Australia. La única canción de Los Beatles que estaba en el paquete, pero que no acabó en las manos de Jackson, fue “Penny Lane”.
En 1995, Michael Jackson vendió el 50% de sus acciones a Sony por 90 millones de euros, creándose de esta forma la empresa Sony/ATV, que a día de hoy tiene los derechos de Los Beatles y Los Rolling Stones. Tras la muerte del cantante de pop más importante de todos los tiempos, Sony compró el 50% restante por un precio desmesurado, 740 millones de euros.
Sin embargo, a raíz de esta operación, la relación entre McCartney y el americano se deterioró tanto que el exbeatle la dio por acabada en 2001: “Ni siquiera contesta a mis cartas, así que no hemos hablado sobre el tema y no tenemos una gran relación”.
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